¡Por supuesto! Cuando una persona acude al psicólogo por primera vez, puede sentir emociones que le hagan dudar si es una buena decisión o no, pero es totalmente normal, no ha que preocuparse ni avergonzarse. A medida que avanza la primera sesión, te vas a sentir más cómodo, incluso va a ser agradable. El psicólogo nunca va a juzgar ni minimizar el problema que nos exponga la persona.
Cuando alguien decide ir al psicólogo es para solucionar algo que ya le está haciendo daño, por lo que asistir a la terapia lo único que le puede aportar son beneficios, ya que entenderá qué le está pasando y cómo puede enfrentarse al problema, aunque al inicio nos genere malestar.
Enhorabuena. Ya has dado el primer paso: te has dado cuenta de que algo no funciona como desearías y estás pensando en cambiarlo. A partir de aquí y con terapia, solo te espera un camino de mejoría.