Atiquifobia o miedo al fracaso
Es algo más común de lo que nos pensamos y la mayoría de las personas lo han sufrido en algún momento de su vida. Hablamos de atiquifobia, que no es más (ni menos) que el miedo a fracasar.
Suele ser habitual querer tener éxito y no fracasar. En este caso, el miedo puede ser positivo ya que nos ayuda a superarnos y a prevenir consecuencias negativas. Sin embargo, cuando este sentimiento se vuelve irracional y extremo, puede impedirnos llevar a cabo nuestros objetivos por el miedo a que no salga como esperamos.
Es entonces cuando se convierte en un problema. Dejamos de hacer cosas que solíamos hacer o evitamos exponernos a situaciones nuevas simplemente por el hecho de fracasar.
Orígenes de esta fobia
El origen de la atiquifobia puede venir a través de diferentes factores.
Hay quienes lo sufren motivado por traumas vividos en el pasado, en el que el fracaso ha estado muy presente.
También lo sufren personas con baja autoestima, que tienen una imagen negativa de sí mismas y que hace que piensen que no pueden o no se ven capaces de hacer determinadas cosas. Esto les lleva a evitar situaciones por miedo a fracasar.
Entre las personas perfeccionistas también suele ser común esta fobia, ya que su autoexigencia les lleva a tener pensamientos catastrofistas.
Del mismo modo, aquellos que tienen o han tenido padres exigentes y autoritarios han aprendido a ganarse su afecto a través de los buenos resultados y no pueden permitirse fallar. La autoexigencia empieza a ser una forma de vida y comienzan a tener miedo de fracasar por no complacer a sus padres. En este caso, los niños se ven obligados a tener éxito y por eso se muestran inseguros.
Quienes prefieren pasar desapercibidos, el éxito se convierte en un miedo horrible. Para estas personas, ser exitosas implica tener que salir de su zona de confort y realizar muchos cambios. Es por eso que evitarán implicarse en cualquier situación que pueda conllevar éxitos y lo acusarán al miedo al fracaso, aunque el miedo real es al propio éxito.
Por último, la sociedad actual tampoco favorece a quienes sufren esta fobia, ya que se fomenta la perfección y la autoexigencia en todo momento, y especialmente a través de las redes sociales. Por eso, hoy en día el miedo al fracaso es más común de lo que nos pensamos y afecta a muchas personas.
Cómo evitar el miedo al fracaso
Aunque pueda parecer complicado, para evitar el miedo al fracaso hemos de interiorizar una serie de aspectos:
- Hay que pensar que el hecho de que las cosas no salgan como esperamos no convierte a nadie en un fracasado y equivocarse una vez no significa que siempre nos vayamos a equivocar.
- Podríamos decir que el fracaso en sí no existe, existen las experiencias que pueden salir bien o de las que puedes extraer una lección. Lo importante es intentarlo y no quedarse con las ganas por miedo.
- El hecho de que haya ido mal en otras ocasiones no significa que vaya a volver a pasar lo mismo.
- No hay que anticiparse a las situaciones, hasta que no hacemos algo no sabremos sus consecuencias.
- Debemos evitar compararnos con los demás, ser conscientes de nuestras capacidades y ponernos metas que podamos cumplir.
Y en caso de que la situación se vaya de las manos, no dudar en pedir ayuda a un psicólogo que nos ayude a superarlo. Durante el proceso psicoterapéutico se puede descubrir el verdadero origen de la fobia para superarla.
¡Y no dejes pasar las oportunidades por miedo a fracasar!
Learn MoreAnsiedad. ¿Qué es y cuáles son sus síntomas?
Estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo. Angustia que suele acompañar a muchas enfermedades, en particular a ciertas neurosis, y que no permite sosiego a los enfermos. Así define la Real Academia Española (RAE) la palabra ansiedad.
De forma más sencilla, lo podríamos definir como un sentimiento de miedo, temor o inquietud que puede generar tensión en el cuerpo e incluso palpitaciones.
Tener estos síntomas, de forma muy ocasional, podríamos considerarlo dentro de lo normal. Lo que no sería lógico es que éstos perduraran en el tiempo e interfirieran en nuestra vida diaria.
Un dato a tener en cuenta es que la ansiedad es una de las principales causas de ausentismo laboral en todo el mundo. Y al menos un tercio de la población mundial se verá afectada a lo largo de su vida, incluidos los niños y adolescentes, algo que se ha agravado a raíz de la pandemia, con un incremento de los casos.
Señales
Existen diferentes síntomas que si son persistentes en el tiempo pueden hacernos pensar que tenemos ansiedad:
1.- Preocupación excesiva o desproporcionada.
2.- Sensación de miedo intenso.
3.- Sensación de nerviosismo, que provoca un aumento del ritmo cardiaco, sudoración, boca seca.
4.- Sensación de peligro inminente, de que algo malo va a pasar, intranquilidad.
5.- Sensación de cansancio o debilidad.
6.- Dificultad para concentrarse.
7.- Insomnio o dificultad para conciliar el sueño.
8.- Problemas gastrointestinales asociados al nerviosismo.
9.- Tensión muscular persistente.
10.- Dificultad para relacionarte socialmente.
Como decíamos anteriormente, es normal que en ciertos momentos de nuestra vida sintamos o hayamos sentido alguno de estos síntomas, lo preocupante es que perduren en el tiempo y no seamos capaces de controlarlo.
Si, por ejemplo, sentimos sensación de miedo injustificado y desproporcionada y se prolonga en el tiempo, si evitamos ciertas situaciones o lugares para no sentir dolor o inquietud es muy probable que estemos ante un trastorno de ansiedad.
Y antes de que vaya a más o los síntomas se descontrolen debemos pedir ayuda profesional, en este caso a un psicólogo.
Tipos de ansiedad
Según el Instituto Nacional de Salud Mental existen cinco tipos de ansiedad, que difieren en los síntomas y los desencadenantes que lo provocan pero que tienen en común el hecho de interferir con las actividades diarias.
Trastorno de ansiedad generalizada: en este caso, las personas sienten una ansiedad o una preocupación excesiva la mayoría de los días. Pueden sentirse inquietas, nerviosas o cansarse fácilmente. También pueden tener problemas de concentración, irritabilidad, tensión muscular o dificultad para conciliar el sueño
Trastorno de pánico: sentimientos repentinos de terror aun cuando no hay ningún peligro real. Los síntomas físicos serían latidos rápidos del corazón, dolor de pecho o estómago y dificultad para respirar. También se puede sentir debilidad o mareos, sudor, escalofríos e incluso entumecimiento de las manos. La persona que padece este tipo de trastorno pueden llegar a creer que está teniendo un ataque al corazón. Y se da la casualidad de que es más común en las mujeres que en los hombres.
Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC): causa obsesiones frecuentes y perturbadoras. Provoca un impulso abrumador de repetir ciertas conductas.
Trastorno de estrés postraumático (TEPT): Este afecta a personas que han pasado por una situación traumática como una guerra o un accidente grave. Puede causar recuerdos involuntarios y perturbadores del evento, dificultad para dormir o pesadillas, sentimientos de soledad o arrebatos de ira. Las personas con TEPT pueden sentirse preocupadas, culpables o tristes.
Fobias: aversión o miedo intenso a situaciones u objetos específicos. Es un temor exagerado y aquellos que lo sufren sienten una preocupación irracional y toman medidas para evitar el supuesto peligro.
Con todo esto esperamos haber dado un poco de luz a la famosa ansiedad de la que últimamente, y con los acontecimientos que nos ha tocado vivir, sufre cada vez un mayor número de personas.
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