
El intento de suicidio entre adolescentes crece tras la pandemia
Hace unos días os compartía por Redes Sociales un artículo que publicaba XL Semanal sobre el suicidio en adolescentes tras la pandemia. Según datos de la Fundación ANAR, con el confinamiento, los intentos e ideación de suicidio en adolescentes se incrementaron un 9%. Una triste realidad por la que están pasando muchas personas en nuestro país, que la COVID-19 ha agravado. Ha creado las condiciones de “tormenta perfecta” e incrementado el riesgo de conductas suicidas.
Según los últimos datos publicados por el INE (últimos disponibles hasta ahora) en 2020 en España se ha incrementado la muerte por suicidio un 7,4%. El total de fallecidos asciende a 3.941, es decir 11 cada día, de los que un 74% son hombres (2.938) y un 26% mujeres (1.011).
Además, las tentativas suicidas se han doblado en algunos casos, como el de los adolescentes. Es por ello que, en algunos hospitales, como los madrileños 12 de Octubre y Niño Jesús, han tenido que incrementar el número de camas destinadas a este tipo de pacientes.

Primeros signos
Los primeros episodios depresivos pueden surgir a los 8 ó 9 años, pero a raíz de la pandemia se ha añadido el riesgo de suicidio. Esta conducta se está dando en menores de 12 años con unas características comunes: son niños muy inestables emocionalmente.
Durante el tiempo que estuvimos en casa, sufrimos una reducción del contacto social y varias limitaciones. Y, a pesar de que ya hemos vuelto a la normalidad, hay personas que han desarrollado cuadros de estrés y sienten ansiedad tras lo vivido.
Estudios recientes señalan un incremento del 25% de la depresión y la ansiedad a nivel mundial. Las enfermedades mentales, especialmente la depresión, están detrás del 90% de los casos de suicidio. Ante esta coyuntura, se deberían revisar y activar los planes de prevención del suicidio. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha vuelto a recomendar que todos los países desarrollen planes multisectoriales, integrando acciones efectivas.

Ayuda
Para ayudar a todas estas personas que están pasando por una situación tan dramática, lo primero sería detectar el problema. Lo siguiente, ponerse en manos de un profesional.
Precisamente, para ayudar a estas personas, a sus familiares y allegados, el pasado mes de mayo, el Ministerio de Sanidad puso en marcha el teléfono 024 de ayuda contra el suicidio. Desde entonces, hasta julio, ha recibido 25.000 llamadas, de las cuales 433 eran suicidios en curso. Además, se realizaron 1.000 derivaciones al 112 por la gravedad de los casos, tal y como informaba la ministra, Carolina Darias, quien reconocía que la COVID-19 ha “exacerbado” los problemas mentales porque ha golpeado en las relaciones sociales, impidiéndolas.
Entre las personas que más piden ayuda a través de este número de teléfono se encuentran las mujeres y gente joven. Aunque, según la ministra, se ha detectado que hay un gran número de llamadas del profesorado que demanda información y pide pautas para saber interpretar cuándo un adolescente está en una situación delicada.
Por ello, ha anunciado que se comenzará a trabajar en la elaboración de códigos para detectar conductas de riesgo.
Quiero recordar que el 024 es una línea gratuita, accesible, inmediata y confidencial que está disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana, los 365 días del año. Al teléfono pueden llamar, tanto personas con conductas suicidas, como sus familiares y allegados, que son atendidos por expertos que intervendrán en el caso de ser necesario, en situaciones complejas de alto riesgo.
Además, el teléfono incluye un servicio de videointerpretación en lengua de signos, así como un servicio de interpretación telefónica que permite la comunicación con personas que hablan en otro idioma en tiempo real.
No dudes en utilizarlo si lo necesitas.
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El tecnoestrés, un trastorno que cada vez afecta a más personas
La tecnología en general, y el móvil, en particular, se han convertido en elementos esenciales, tanto en nuestra vida diaria como en el trabajo, que han venido a facilitarnos la vida. Sin embargo, en muchos casos nos hacen “esclavos”, dando lugar a un problema que cada vez afecta a más gente: el ‘tecnoestrés‘.
Es habitual ver a todo tipo de personas, especialmente jóvenes, con smartphone en la mano, caminando por la calle, en una sala de espera, en el bus, en el metro. Incluso estando en grupo, donde lo lógico sería mantener una conversación, podemos ver que cada uno está pendiente de su teléfono, mirando cualquier red social.
Este “apego” excesivo a la tecnología es lo que provoca el denominado ‘tecnoestrés’, que se define como el impacto negativo de las actitudes, pensamientos, comportamientos o fisiología corporal causado directa o indirectamente por la tecnología.
Y aunque lo han equiparado con una pandemia juvenil, afecta a gente de todas las edades. Se manifiesta a través de una necesidad imperiosa de adquirir las últimas novedades tecnológicas que salen al mercado o de estar manejando algún dispositivo tecnológico. Esto produce dispersión en la atención y puede llegar a provocar trastornos de concentración y de memoria.
A su vez, supone todo un reto en el campo de la psicología, ya que es una afección relativamente nueva, que cada vez afecta a más personas.

Afección entre los jóvenes
Como decimos, los principales afectados por esta alteración son los jóvenes, que se están convirtiendo en esclavos de la tecnología, sin la que ya no pueden vivir. Esto, de algún modo, está provocando su aislamiento y la aparición de ciertas alteraciones en el comportamiento de quienes lo sufren.
Una de ellas es la nomofobia, es decir, miedo irracional a estar fuera de contacto con el teléfono móvil o a no poder usarlo. Otra, la adicción al móvil, que es el mantenimiento de la conducta abusiva a pesar de las consecuencias adversas que conlleva.
Este tipo de alteraciones tiene efectos comunes, como ansiedad, nerviosismo, angustia, irritabilidad, pérdida de autoconfianza, falta de motivación en el trabajo o en las actividades habituales. También conlleva problemas en el rendimiento laboral y académico, conflictos en las relaciones interpersonales, dificultades de memoria y de concentración o alteración en la toma de decisiones.
Así, quienes sufren estas adicciones acaban en ocasiones por renunciar a otras actividades, sus relaciones sociales se deterioran y surgen problemas emocionales. Es ahí donde un buen psicólogo debería actuar para poner remedio al problema y que éste no vaya a más.

Digitalización laboral
El ‘tecnoestrés’ también puede tener su origen en el entorno laboral, dada la apuesta de las empresas por la digitalización de sus procesos y el uso de nuevas tecnologías. Esto hace que la mayoría de los trabajadores requieran de dispositivos electrónicos para el desarrollo de su actividad diaria.
Y aunque faciliten el trabajo y ayuden a optimizar el tiempo, su uso excesivo puede tener consecuencias negativas en los trabajadores. En este caso el ‘tecnoestrés’ viene provocado por el desajuste entre las necesidades de los trabajadores y los recursos realmente disponibles.
Es por ello que encontramos distintos tipos de ‘tecnoestrés’:
- La tecnoansiedad: la persona siente altos niveles de tensión y malestar por el uso presente, o futuro, de algún tipo de tecnología. Esta ansiedad lleva a la aparición de pensamientos negativos sobre la propia capacidad y competencia con la tecnología.
- La tecnofatiga: sentimiento de cansancio y agotamiento mental y cognitivo, provocado por el uso excesivo de la tecnología.
- La tecnoadicción: tecnoestrés específico debido a la incontrolable compulsión de utilizar la tecnología en todo momento y en todo lugar, durante largos periodos de tiempo.
Llegados a este punto, lo más normal sería ponerse en manos de un especialista. Éste nos ayudará a superar este tipo de trastornos, a desengancharnos de algo que está condicionando toda nuestra vida.
Pero también podemos intentar dar pequeños pasos por nosotros mismos, como intentar retomar actividades que no requieran el uso de la tecnología.
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Los trastornos psicológicos más comunes
¿Sabías que más de un 25% de los españoles ha sufrido, sufre o sufrirá un trastorno psicológico? La crisis sanitaria provocada por el Covid-19 o la crisis económica son algunos motivos que están contribuyendo a que este porcentaje vaya a más. Y cada vez hay más gente que necesita ayuda profesional.
Pero antes de nada ¿Qué es un trastorno psicológico?
En este punto hemos de decir que no es fácil determinar qué es un trastorno psicológico. El Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V), señala que el término “trastorno mental” no puede ser determinado de una manera operativa para que pueda abarcar todas las posibles situaciones.
Pero para hacer que se entienda mejor, podemos decir que un trastorno mental o psicológico es una disfunción psicológica asociada con sentimientos de angustia, deterioro y reacciones que no se esperan según el contexto cultural. A ello hemos de añadir que un trastorno de este tipo puede manifestarse de innumerables formas, dependiendo de la persona que lo padezca.

Los más habituales en consulta
Son muchos los trastornos mentales o psicológicos que pueden sufrir las personas y que en Psicología MAVI tratamos en nuestra consulta. A continuación, repasaremos los más comunes.
Depresión: se trata de un trastorno mental caracterizado, principalmente, por un bajo estado de ánimo y sentimientos de tristeza constante, asociados a alteraciones del comportamiento y una pérdida de interés en realizar diferentes actividades.
Ansiedad: sentimiento de miedo, temor o inquietud que puede generar tensión en el cuerpo e incluso palpitaciones. Tener estos síntomas, de forma muy ocasional, podríamos considerarlo dentro de lo normal. Lo que no sería lógico es que éstos perduraran en el tiempo e interfirieran en nuestra vida diaria. De esto ya hemos hablado en profundidad en nuestro blog. Podéis leerlo pinchando aquí.
Trastornos de la conducta alimentaria: en este punto hablamos de hábitos alimenticios anormales que afectan negativamente a la salud física y mental de la persona que los padece. Los más comunes son:
Anorexia: tiene como síntoma más característico la distorsión de la imagen corporal. Las personas que lo sufren restringen la ingesta de comida, apenas comen, y lo poco que ingieren les provoca un intenso sentimiento de malestar. Además, realizar ejercicio físico excesivo.
Bulimia: las personas que lo sufren suelen ingerir alimentos de forma masiva y luego eliminar esas calorías a través de la inducción del vómito o el consumo de laxantes. Tras ello, se sienten tristes, de mal humor y pueden tener sentimientos de autocompasión. Es uno de los trastornos más comunes y está asociado a alteraciones en el cerebro.

Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH): tiene como síntomas principales la falta de atención, hiperactividad y comportamiento impulsivos. Y aunque los síntomas suelen aparecer en edades tempranas, suelen mejorar con el paso de los años. Afecta, principalmente, a niños y adolescentes.
Trastorno de la personalidad: en la persona que lo sufre genera malestar o dificultades en sus relaciones y en su entorno. Este tipo de trastorno suele tener su inicio en la adolescencia o al principio de la vida adulta.
Trastorno de pánico: es uno de los más habituales. Quienes lo sufren experimentan de manera súbita y repetitiva ataques de miedo intenso y malestar que alcanzan su pico en pocos minutos. Además, experimentan síntomas físicos como dolor en el pecho, palpitaciones o incluso dificultad para respirar.
Estos trastornos son solo un ejemplo de los muchos que hay. Si sientes alguno de ellos, en Psicología MAVI estaremos encantados de ayudarte.
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¿Por qué debe existir un vínculo entre paciente y psicólogo?
Para que una terapia tenga éxito uno de los imprescindibles es que exista una relación de confianza y seguridad entre el paciente y el profesional que le acompaña. Entre ambos, deben de crear un lugar totalmente seguro. El paciente ha de encontrarse lo suficientemente cómodo como para abrirse a su terapeuta. Y éste encontrar el camino para ayudarle a modular conductas, poner nombre a lo que vive, siente, a procesar y resolver las problemáticas que le están afectando.
Esto es lo que se denomina vínculo terapéutico y, como veremos a continuación, debe ser el objetivo inicial de cualquier proceso.
¿Cómo se establece este vínculo?
Antes de todo, debemos indicar que la conexión debería darse de manera inmediata. Esto es que, tanto paciente como terapeuta deberían sentirse cómodos el uno con el otro a la hora de hablar y escucharse. Y si no se da inmediatamente, esto sería como mucho en dos o tres sesiones, de lo contrario, el paciente debería buscar ayuda en otro profesional.
Bien es cierto que todo psicólogo, para poder establecer la alianza terapéutica, ha de mostrar empatía, profesionalidad, disponibilidad y poner a disposición de su paciente todas sus herramientas como especialista. Así, conseguirá despertar en él una sensación de confianza y credibilidad. En este caso, la empatía, la calidez, el respeto y aceptación positiva e incondicional, sin juicios ni sentencias, resultará fundamental.
Llegados a este punto, si el paciente se siente cómodo, seguro, respetado y, sobre todo, no juzgado, abriendo sus sentimientos y pensamientos ante el profesional que tiene delante, el vínculo se habrá establecido.
Si, por el contrario, esto no se consigue en las dos o tres primeras sesiones, tampoco hay que forzarlo y mucho menos culparse por ello. Como en la vida, hay personas que, sin saber por qué, razón conectan y sienten feeling entre ellas, y otras que no lo llegan a hacer, y no hay que buscar explicación. En este caso, habrá que buscar otro profesional con el que sí establezcamos esa necesaria conexión.

Razones por las que se necesita establecer un vínculo terapéutico
Aquí vamos a enumerar una serie de razones por las que el vínculo terapéutico es necesario para un buen tratamiento:
1.- Facilita que el paciente se exprese abiertamente. Cuando hay vínculo terapéutico el paciente se abre hacia el terapeuta sin ningún tipo de tapujos. Esto para el profesional es fundamental porque así podrá entender el problema que afecta y proporcionarle toda la ayuda que necesita.
2.- El paciente siente el compromiso del terapeuta hacia sus problemas. A su vez, favorecerá su compromiso con la terapia y con las pautas que le da el profesional para poner solución a sus afecciones.
3.- Ayuda a completar el proceso de la psicoterapia. También a alcanzar las metas establecidas en las diferentes sesiones, a aprender rápidamente sobre que funciona y lo que no.
4.- Esta conexión también refuerza el conocimiento del propio paciente. Éste será capaz de aprender sobre él mismo y sus sentimientos durante las sesiones con el psicólogo.
Como conclusión, podríamos decir que la base para comenzar y finalizar un buen trabajo de terapia es que haya un buen vínculo terapéutico entre paciente y psicólogo. Sin ello, el trabajo no dará sus frutos y el resultado no será el esperado. Por eso, el éxito de un proceso de psicoterapia está en el vínculo que se crea entre paciente y profesional.
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Ansiedad. ¿Qué es y cuáles son sus síntomas?
Estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo. Angustia que suele acompañar a muchas enfermedades, en particular a ciertas neurosis, y que no permite sosiego a los enfermos. Así define la Real Academia Española (RAE) la palabra ansiedad.
De forma más sencilla, lo podríamos definir como un sentimiento de miedo, temor o inquietud que puede generar tensión en el cuerpo e incluso palpitaciones.
Tener estos síntomas, de forma muy ocasional, podríamos considerarlo dentro de lo normal. Lo que no sería lógico es que éstos perduraran en el tiempo e interfirieran en nuestra vida diaria.
Un dato a tener en cuenta es que la ansiedad es una de las principales causas de ausentismo laboral en todo el mundo. Y al menos un tercio de la población mundial se verá afectada a lo largo de su vida, incluidos los niños y adolescentes, algo que se ha agravado a raíz de la pandemia, con un incremento de los casos.
Señales
Existen diferentes síntomas que si son persistentes en el tiempo pueden hacernos pensar que tenemos ansiedad:
1.- Preocupación excesiva o desproporcionada.
2.- Sensación de miedo intenso.
3.- Sensación de nerviosismo, que provoca un aumento del ritmo cardiaco, sudoración, boca seca.
4.- Sensación de peligro inminente, de que algo malo va a pasar, intranquilidad.
5.- Sensación de cansancio o debilidad.
6.- Dificultad para concentrarse.
7.- Insomnio o dificultad para conciliar el sueño.
8.- Problemas gastrointestinales asociados al nerviosismo.
9.- Tensión muscular persistente.
10.- Dificultad para relacionarte socialmente.
Como decíamos anteriormente, es normal que en ciertos momentos de nuestra vida sintamos o hayamos sentido alguno de estos síntomas, lo preocupante es que perduren en el tiempo y no seamos capaces de controlarlo.
Si, por ejemplo, sentimos sensación de miedo injustificado y desproporcionada y se prolonga en el tiempo, si evitamos ciertas situaciones o lugares para no sentir dolor o inquietud es muy probable que estemos ante un trastorno de ansiedad.
Y antes de que vaya a más o los síntomas se descontrolen debemos pedir ayuda profesional, en este caso a un psicólogo.

Tipos de ansiedad
Según el Instituto Nacional de Salud Mental existen cinco tipos de ansiedad, que difieren en los síntomas y los desencadenantes que lo provocan pero que tienen en común el hecho de interferir con las actividades diarias.
Trastorno de ansiedad generalizada: en este caso, las personas sienten una ansiedad o una preocupación excesiva la mayoría de los días. Pueden sentirse inquietas, nerviosas o cansarse fácilmente. También pueden tener problemas de concentración, irritabilidad, tensión muscular o dificultad para conciliar el sueño
Trastorno de pánico: sentimientos repentinos de terror aun cuando no hay ningún peligro real. Los síntomas físicos serían latidos rápidos del corazón, dolor de pecho o estómago y dificultad para respirar. También se puede sentir debilidad o mareos, sudor, escalofríos e incluso entumecimiento de las manos. La persona que padece este tipo de trastorno pueden llegar a creer que está teniendo un ataque al corazón. Y se da la casualidad de que es más común en las mujeres que en los hombres.
Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC): causa obsesiones frecuentes y perturbadoras. Provoca un impulso abrumador de repetir ciertas conductas.
Trastorno de estrés postraumático (TEPT): Este afecta a personas que han pasado por una situación traumática como una guerra o un accidente grave. Puede causar recuerdos involuntarios y perturbadores del evento, dificultad para dormir o pesadillas, sentimientos de soledad o arrebatos de ira. Las personas con TEPT pueden sentirse preocupadas, culpables o tristes.
Fobias: aversión o miedo intenso a situaciones u objetos específicos. Es un temor exagerado y aquellos que lo sufren sienten una preocupación irracional y toman medidas para evitar el supuesto peligro.
Con todo esto esperamos haber dado un poco de luz a la famosa ansiedad de la que últimamente, y con los acontecimientos que nos ha tocado vivir, sufre cada vez un mayor número de personas.
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Normalicemos el hecho de ir al psicólogo
Hasta hace relativamente poco tiempo no eran muchos los que se atrevían a decir abiertamente a familiares o amigos que estaban yendo al psicólogo.
Ir a terapia con un profesional de la mente se ha visto, durante mucho tiempo, como algo negativo. Ha generado muchos prejuicios en la sociedad. Y aunque es un tema en el que se ha evolucionado mucho, a día de hoy, todavía se sigue percibiendo así en ciertos entornos sociales.
Antiguamente se pensaba que aquellos que acudían a este tipo de profesionales estaban “locos” o tenían alguna enfermedad mental grave. Esto contribuía a crear estereotipos. Provocaba que quienes acudían a un psicólogo sintieran vergüenza de contarlo y optaran por ocultarlo.
Normalización
Y aunque para muchas personas todavía sigue siendo un tema tabú, de un tiempo a esta parte, acudir un profesional de la psicología se ha normalizado. Ahora, cada vez es más común oír a familiares, amigos o conocidos que están yendo a terapia donde les están ayudando a solucionar un problema.
Y es que al igual que vamos al médico cuando tenemos una dolencia física, cuando ésta atañe a nuestra salud mental debemos acudir al especialista que se ocupa de ella, y éste es el psicólogo.
En la sociedad en la que vivimos es necesario acabar con los estereotipos que hay en torno a los profesionales de la psicología. Para ello, hay que visibilizar la decisión de ir al psicólogo, dando a la salud mental la misma importancia que damos a cualquier otro tipo de enfermedad.

Visibilidad
A esta labor de visibilidad están contribuyendo campañas publicitarias en medios de comunicación y también el testimonio de personas públicas. Son varios los cantantes, actrices o actores que han hablado de las enfermedades mentales y han contado abiertamente que en ciertos momentos de su vida han necesitado la ayuda de un psicólogo.
Un ejemplo es el del cantante Dani Martín, que primero a través de sus redes sociales, y posteriormente en varias entrevistas, ha contado públicamente que acude a terapia. Reconoce que es una de las cosas más gratificantes y lo define como “el gimnasio donde la cabeza y las emociones se equilibran, se deshacen nudos, conoces de dónde vienen muchas cosas”.
El programa “Salvados”, de La Sexta, dedicaba recientemente un especial a la salud mental en los jóvenes al que acudieron rostros conocidos, como el actor Jaime Lorente, Denver en La Casa de Papel, o la ganadora de Operación Triunfo 2017, Amaya Romero.
El protagonista de la serie de televisión reconocía que el hecho de haberse convertido en un personaje mundialmente conocido le generó ansiedad e inseguridad, lo que desembocó la necesidad de acudir a un profesional de la salud mental. Afirmaba sentirse muy orgulloso del trabajo que ha hecho consigo mismo, “de normalizar el tema, de lo importante que es, que me parece normal estar aquí. No es de ser ningún héroe. Es casi bonito porque te prestas atención”.
Por su parte, la cantante Amaya Romero, en este mismo programa, comentaba que en el momento de que se dio cuenta de que algo no iba bien, “no me fue complicado ir al psicólogo es como ir al médico. Hay que cuidarse la salud mental”.
Estos testimonios son solo algunos ejemplos de personas públicas que han visibilizado sus problemas relacionados con la salud mental. Con ello, han querido poner su granito de arena en normalizar el hecho de acudir a un profesional de la psicología siempre que sea necesario, sin necesidad de ocultarlo.
Recordemos que según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es la enfermedad mental más frecuente y la principal causa mundial de discapacidad, ya que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo.
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Nuestro Objetivo “El Bienestar” ¿Cómo Alcanzarlo?
Muchas veces nos hemos preguntado cómo encontrar el bienestar que nos permita tener una mejor calidad de vida.
Y aunque tal vez sea algo complicado de lograr, existen algunas consejos y recomendaciones que nos pueden ayudar a conseguir ese bienestar que tanto deseamos.
Si tu objetivo es encontrar el bienestar, a continuación te indicaremos una serie de recomendaciones o aspectos que sin duda te facilitaran conseguir este anhelado estado.
¿Qué es el bienestar?
Para empezar cuando nos referimos al bienestar en las personas, hablamos entonces de una sensación de buena salud en general, la cual alcanzamos al satisfacer las necesidades básicas de la vida.
Generalmente podemos indicar que existen 3 tipos de bienestar.
- Bienestar físico.
- Bienestar mental.
- Bienestar social.
Una equilibrada combinación de estos estados nos proporcionará una vida satisfactoria y fructífera, no en vano la OMS (Organización Mundial de la Salud) define la salud como un estado completo de bienestar físico, mental y social.
Recomendaciones y consejos para encontrar el bienestar
A continuación, te daremos algunas recomendaciones y consejos para marcarnos como objetivo el bienestar y conseguirlo en tu vida.
Rodearte de buena compañía
Estar bien acompañados es algo de gran importancia para las personas. Y es que todos queremos sentir armonía, amor y afecto sincero de nuestros más allegados, para así sentir alegría y una mayor seguridad.
Sentirnos con confianza y saber que tenemos personas cercanas que nos brindarán el apoyo y el cariño necesario en cualquier etapa de nuestra vida, es sin duda el primer paso para encontrar el bienestar. Una persona no puede tener una relación saludable sin inteactuar con otras personas.
Todas las personas necesitamos aceptación y amistad algo que se consigue cuando te rodeas de amigos y socializas con los demás.
Por el contrario el aislamiento y la falta de comunicación son dos de las principales razones de la depresión y de enfermedades mentales y físicas.
Consejo: saca tiempo para estar con los amigos.
Aprende a vivir el presente
Todos hemos vivido experiencias tal vez no muy agradables, las cuales han dejado secuelas que solemos recordar en el presente.
Cuando una persona permanece atrapada en eventos del pasado puede experimentar cambios de humor, depresión y ansiedad. Ante un diálogo interno negativo no solo nos roba la felicidad si no que hace que las personas pierdan las oportunidades que en el momento presente se le pueden ofrecer.
Por lo tanto, hay que aprender a controlar la mente y los pensamientos, alejando aquellas cosas que nos han afectado alguna vez en nuestra vida.
Enfócate en el presente y vive al máximo cada día actuando de manera “consciente”, para que en el futuro no tengas que volver a revivir las cosas negativas de tu pasado.
Evita el exceso de información
Una mente sana puede proporcionar un gran bienestar en las personas. Por lo tanto, el exceso de información (sobre todo la negativa) puede afectarte emocionalmente lo que conllevaría a vivir con estrés, inseguridad y mucha preocupación.
Todos estamos rodeados de una vida acelerada y con ciertos inconvenientes que pueden afectarnos a diario.
Y, si a esto agregamos que en cualquier medio de comunicación escucharemos noticias nada alentadoras, nuestra mente recibirá estímulos negativos, como por ejemplo en el caso de la pandemia.
¿Nuestra recomendación? Desconéctate un poco de todo y de las malas vibraciones, enfocándote solo en las cosas positivas de la vida y las que en realidad importan.
Realiza ejercicios y aliméntate saludablemente
Otro consejo para lograr el bienestar físico, es mantener una dieta equilibrada y realizar ejercicio físico a diario.
Cuando te mantienes físicamente activo y haces ejercicio a diario, tu flujo sanguíneo mejora en todo tu cuerpo. Este aumento del flujo sanguíneo, aumenta la cantidad de oxigeno y te sientes con más energía, fresco y mentalmente más activo.
Y es que tener un cuerpo saludable y gozar de buena salud, será de gran ayuda para sentirnos mejor cada día, para tener más ánimo y una mejor autoestima.
Duerme bien
Debemos asegurarnos de dormir bien y el tiempo suficiente, para de esta forma poder descansar la mente y el cuerpo apropiadamente.
Para ello, debes dejar atrás las preocupaciones antes de dormir y relajar la mente para que puedas tener un sueño reparador, lo cual te ayudará a empezar el próximo día con buen pie.
Dormir lo suficiente regula las hormonas que están directamente relacionadas con nuestro estado de ánimo y emociones. Una persona adulta necesita un descanso de unas 7 horas de sueño de calidad, asegúrate de dormir lo suficiente.
Haz de tu hogar un lugar confortable
El hogar es el lugar preferido de todas las personas y en el cual pasamos gran parte de nuestra vida.
Por lo tanto, debes asegurarte de que tu hogar sea satisfactorio y confortable. En ese caso, ten en cuenta estos aspectos:
- Debe ser cálido y ofrecer un gran confort
- Procura que tenga todos los servicios y elementos básicos.
- Permite que la luz natural haga presencia en algunas de las estancias
- Decora el hogar de forma amena y relajada
- Procura que la calidad del aire interior sea la apropiada
- Asegura que el aislamiento acústico en el hogar sea el adecuado.
- El hogar debe tener una distribución interior apropiada a tus necesidades.
- Debe tener una apariencia atractiva y además funcional.
Encuentra y practica nuevos pasatiempos
Los pasatiempos nos ayudan a mantenernos ocupados y comprometidos. Cuando tienes interés en alguna actividad y disfruta haciéndolas se toman medidas saludables para mejorar el bienestar emocional. Esto también nos sirve para mantener nuestro cerebro alejado de la presión del trabajo y de la rutina diaria. Encontrar pasatiempos o actividades que nos estimulen son actividades excelentes para fortalecer nuestro cerebro y mejorar el estado de ánimo.
El bienestar está fuertemente ligado a la felicidad y satisfacción con la vida, es por eso que un esfuerzo por alcanzarlo merece la pena.
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Y en el trabajo, cómo quieres sentirte, ¿útil o imprescindible?
Trabajador útil. Trabajador imprescindible
Si consideramos, según la RAE, a un trabajador útil como “persona que produce provecho o que puede servir” y a un trabajador imprescindible como “persona de la que no se puede prescindir”, ¿tendríamos claro a qué grupo de los dos querríamos pertenecer?
Ya nos anunció Karl Marx en el S.XIX que “el trabajo dignifica al hombre”, y esto es debido a múltiples factores, entre ellos encontramos que el hecho de trabajar es una condición exclusiva del ser humano, dado que ningún otro ser vivo lo hace.
Persona y trabajo
El acto de trabajar lo podemos vivir de tantas maneras diferentes como trabajadores existen y, teniendo en cuenta que no se puede ser imprescindible en su totalidad, sí es verdad que hay trabajadores decididos a rozar esa condición. Para ellos, el triunfo viene dado cuando su empresa no ve un futuro óptimo sin sus servicios, y hacen todo lo que está en sus manos para que sean reconocidos de esa manera. Este estilo de trabajo suele conllevar aspectos positivos muy llamativos como son una alta remuneración económica; la confianza depositada en el trabajador por parte de sus superiores; el reconocimiento social que se recibe, ya que se suele considerar una cualidad; o el aumento del autoconcepto y la autoestima del propio trabajador.
Sin embargo, los trabajadores que optan por este camino suelen olvidar los aspectos negativos que puede acarrearles mantener esta situación. De manera continuada, se le va a exigir elevados resultados y en el momento que pueda fallar mínimamente será más visible que el error de otro trabajador; además, van a convivir con un elevado grado de presión y estrés, pudiendo causarles problemas sociales, familiares e, incluso, laborales.
En el otro extremo, están los trabajadores que han decidido, por distintas opciones, no ser esclavos del trabajo: no vivir para trabajar, sino trabajar para poder vivir; personas que valoran su vida fuera del trabajo y no se mueven solo por los beneficios materiales que les aporta el trabajo; tener acceso a una posibilidad real de conciliación familiar y laboral.
Evidentemente, estos empleados también se enfrentan a los aspectos negativos de esa decisión, como suelen ser las remuneraciones económicas más bajas; ser objeto de opiniones extendidas como una persona vaga, perezosa o sin metas; incluso, pueden generar una lucha interna por la educación recibida basada en el trabajo, compromiso y esfuerzo y sus deseos por vivir disfrutando la vida más allá del trabajo.
¿Por qué trabajamos?
Pero si pensamos fríamente en por qué trabajamos, ¿no es por el dinero en la mayoría de ocasiones?, ¿seguiríamos realizando nuestro trabajo si no nos pagasen por ello?, ¿estamos viviendo en el camino adecuado si nuestra felicidad las basamos en atribuciones externas o en recompensas tangibles?
Hace un tiempo, una persona que vino a pedir ayuda por su hastío generalizado me dijo que no aguantaba más en el trabajo, que no podía con todo y mi pregunta fue: “¿y por qué tendrías que poder con todo?…” Dura reflexión a la que se enfrentó, a veces, abrir los ojos es un acto heroico difícil de conseguir.
Breve reflexión la que se genera en esta entrada al Blog sobre cómo se puede enfocar la vida laboral, sopesando escuetamente los pros y contras de estos dos tipos de empleados.
Si tras estas líneas, hay una meditación respecto al estilo laboral que se está llevando a cabo, felicidades, se habrá iniciado el sorprendente mundo del autoconocimiento.
BIBLIOGRAFÍA
Garrido Piosa, María. (2014). Adicción al trabajo: características, detección y prevención desde una perspectiva integral.
Enfermería Global, 13(33), 362-369. Recuperado en 25 de mayo de 2021, de Enfermería Global.
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Bienvenidos a nuestro blog
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¡Hola! Bienvenidos a mi primera entrada en el blog.
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El contenido de este blog y las publicaciones que en el se encuentren son unicamente con fines educativos y en ningún caso reemplazan o sustituyen una atención médica o salud mental individualizada.
Felices y emocionados de empezar esta andadura con vosotros. Ahora sí….despegamos.
Atentamente,
Ángela.
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