“Sobrevivir” a las vacaciones en familia
El verano, es tiempo de vacaciones, de pasarlo en familia, de ocio, de viajes, de hacer planes con niños, con pareja, con amigos. Todo un mix que hay quien lo lleva fenomenal, que le ayuda en su bienestar y en su salud mental. Sin embargo, hay otras personas que no llevan tan bien compartir espacios, actividades y tanto tiempo libre seguido. En este caso, en lugar de generar bienestar, las vacaciones pueden provocar todo lo contrario.
A estos segundos, a quienes no llevan tan bien pasar largas temporadas en familia y con hijos a cargo, va dedicado este post. Porque es algo bastante común, que le pasa a más gente de la que podamos pensar y que también tienen sus razones para sentirse así.
A ellos queremos proporcionarles una serie de consejos para que ese tiempo libre y compartido no resulte estresante, no genere ansiedad ni conflictos. No es nada nuevo pero, siempre viene bien recordarlo.
Está comprobado que lo que altera la convivencia y las relaciones familiares no es el hecho de compartir tiempo. Es pasar de la actividad diaria, de la rutina, de los horarios, al tiempo de ocio, de poca actividad, salir de los quehaceres del día a día.
Y aunque pueda parecer extraño, es un cambio al que a muchas personas les cuesta adaptarse. Por ello, es común que pueda generar malestar, surgir roces e incluso desencadenar conflictos en las relaciones familiares y de pareja.
Tipos de conflicto y soluciones
Uno de los primeros conflictos que surgen a la hora de pensar en vacaciones es decidir qué vamos a hacer en nuestro tiempo de ocio. En este caso, no debería haber alguien que tome la decisión. Lo más idóneo será negociar y llegar a un acuerdo consensuado para realizar actividades en las que todas las partes salgan beneficiadas.
Flexibilidad en horarios: el verano y, sobre todo las vacaciones, invita a olvidarnos del reloj, de los horarios, de la rutina, de los quehaceres. Pero bien es cierto que, si hay niños pequeños, aunque los límites sean más flexibles, hay que ponerlos. Esto no debe ser negociable y ambas partes deben estar de acuerdo, ya que consentir más de la cuenta puede ser, a la larga, contraproducente.
Búsqueda de momentos de autonomía y tiempo para uno mismo: en vacaciones muchos buscan desconectar y tener su espacio para centrarse en sus actividades e intereses, mientras que hay quienes buscan pasar tiempo en familia y en pareja. En este caso no se deberían forzar situaciones.
Lo positivo de las vacaciones
Recordemos que las vacaciones deberían contribuir a disminuir nuestro nivel de estrés, gracias a que cambiamos de rutinas, nos alejamos de nuestro entorno y tomamos distancia mental de lo que nos preocupa.
Esto ayuda al organismo a reparar los daños provocados por el aumento de cortisol y la ansiedad.
Mejora la calidad del sueño: no tener horarios hace que nuestro cuerpo descanse y duerma mejor y por lo tanto estemos más descansados.
Aumenta nuestra productividad, creatividad y concentración. Cuando estamos de vacaciones nuestro cerebro pone en marcha otras áreas que dan respuesta a otro tipo de estímulos que cuando estamos trabajando y esto hace que genere nuevas ideas, y de cara a la vuelta aumente nuestra concentración.
Mejora el estado de ánimo: dedicar tiempo a hacer cosas que nos gustan y que no podemos hacer el resto del año hace que nos sintamos más felices y de mejor humor.
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